Los dos veníamos de un
naufragío y caminábamos hacia la tempestad a dentelladas; nos
comiamos la noche a bocados, destrozando las aceras a cada paso y
partiendonos de risa de esta absurda vida que algunos subnormales se
han empeñado en hacer pasar por algo así como decente.
La verdad es que tenía una
pinta peculiar, como de Sócrates a veces...y la verdad es que una de
sus pasiones era la filosofía . Por supuesto una filosofía ni tan
fácil ni tan académica, el Uri no era un cualquiera. Le recuerdo
colgado de su libro sobre Diógenes y la secta del perro...y es que
él era un hereje, como todos nosotros, vaya.
Después de esto volámos juntos
en la vorágine barcelonesa, la de plantar cara a la vida y la
no-vida...y no sabeis de qué manera.
-Uri, nen, fijo que se va a liar
en esa mani, mejor que no vayas que tú tienes lo de la enfermedad,
que la puedes palmar de un pelotazo, nen..!!
-Vayase usted a la mierda!! ¿Qué
eres mi padre o qué?! Yo voy y punto.
Y hala! el cabrón en primera
fila, y yo con el estomago en los cojones.
Y es que el tio vivía la vida
exprimiendola al máximo, tocando todas las teclas de todas las
dimensiones posibles. Haciendo lo que nadie se atrevía a hacer,
valiente directamente en su concepción existencial.
Otra cosa que me llamaba la
atención era su capacidad para compenetrarse y entender a la gente
con minusvalías psíquicas o personas inestables, psicológicamente
hablando (como, precisamente el RÀ) . Recuerdo el dia en que lo
llevé a casa de mi vieja a comer. Despues de comer nos emborrachamos
con mi familia en mi casa y nos pusimos a bailar.En un momento dado,
sacó a mi tia oligofrénica a bailar y le dió un chupito de
patxarán. Mi madre puso el grito el grito en el cielo, pero creo que
mi tia pocas veces se lo ha pasado tan bien como aquel dia con el
Uri.
Y es que tambien era un
conector, haciendo de bisagra social entre mundos a veces hasta
antagónicos, no es que conociera la vida, es que la vida le conocía
a él.
En fin, podría contar miles de
anecdotas que nos harían reir a mandibula batiente, que es como en
realidad nos reíamos.
Uno de los últimos guiños fue
en el entierro, finalizando con “Que tendrá Marbella” de Los
Chichos, que tantas veces habíamos bailado en el Frankfurt josé o
en La Fera...me fuí de allí con una sonrisa cómplice....
La verdad es que me daba miedo
escribir sobre el Uri...porque iba a llenar el salón de lágrimas,
porque me iba a encharcar el alma, porque me iba a reventar el
recuerdo deseando freneticamente su presencia imposible.
Tambien me daba miedo que no
apareciese en sueños cuando me dieron la gélida noticia, porque Uri
y yo estábamos muy conectados a nivel onírico, compartiendo sueños
más de una vez ,y a la vez pariendo ideas casi telepáticamente.
Pero, afortunadamente ha vuelto a mis sueños y allí espero
encontrarlo más de una noche.
El único lugar donde puedo
SEGUIR VIVIÉNDOLO.
URI...EN BILBAO NO HA PARADO DE
LLOVER DESDE QUE TE FUISTE. EL CIELO GRIS PERLA TE LLORA TODAVÍA.
ESPÉRAME, ALLÍ DONDE ESTÉS... Y
VES PIDIENDO UNOS VERMUTS.