Belén Esteban, la nueva heroína televisiva, se desgañitaba en la pantalla azul, reflejando la hecatombe cotidiana en el modesto salón.
Belén Fernandez, contemplaba pasiva, los ojos perdidos de terciopelo cuestionaban una y otra vez el modelo que no la incluía, o que le incluía de maanera interesada, por ejemplo por sus grandes pechos por los que realmente no habia hecho ninguna sesuda oposición, simplemente nacer y existir.
Belén Esteban seguía desbarrando inconexas palabras "proféticas" y su patetica imagen conquistaba audiencias a golpe de predicados arrabaleros mientras la otra Belén seguía contemplando absorta;una furia comenzaba a crecerle por detrás de la oreja, tal vez fuera el susurro ancestral de viejas antepasadas matriarcales de la costa levantina, esos susurros que a veces, solo a veces, se convertían en gritos desde las montañas que hacian palpitar el cuerpo de nuestra protagonista.
Le hacian rebelarse contra una prisión masculina de seda y es que inequivocamente se trataba de esas viejas lenguas de espiritu que le enfervorecían desde antes incluso que ser existencia...mucho más...desde antes de la existencia de los estados y el poder patriarcal.
Ella no lo sabia, no creia en espiritus ni en la llamada innata conciencia colectiva.
Pero es que Belén esteban continuaba gritando como heroína de vertedero espiritual que era, a grito "pelao" en favor de la nada, el vacío humano, la apariencia superficial.
La otra Belén empezaba ya a sentir sus ojos desorbitarse pues aquello era de un gusto amargo verdoso;pero como Belén Fernandez nunca fue tonta , ni ingenua , analizaba sin querer todo lo que la Esteban suponía:Una cabeza hueca sin nada interesante que decir por no hacer pensar demasiado a sus congeneres, una operación artificial para subrayar su estado de mujer-objeto con ambiciones de poder.Y miles de minutos de televisión gratis para expresar patrañadas.
A nuestra Belén, el analisis racional lejos de calmarla y encauzarla en los margenes de la reflexión más meditativa, la encendían de colores rojos fuertes chillones, anaranjados irreverentes, amarillos de la ira. Toda su nuca comenzaba a estirarse y menguarse a marchas forzadas, pero lejos de quitar por fin aquella pequeña abominación diaria, queria seguir viendo para poder ver más allá.
¿Acaso era la Esteban el modelo de mujer que se buscaba en la nueva sociedad postmoderna?
¿O era algo desdibujado del ambiente más cafre de la calle?
YA BASTABA...la otra Belén, la que no tiene minutos en televisión , la que sufre el paro, la que vive la realidad cogió el mando y lo estampó contra los cristales catódicos de hipocresia, restallando por todo el salón un grito invisible de rebelión.
Despues , mucho más calmada, La otra Belén , la que no sale pero existe,encontrará a sus amigas ,la otra Sara, la otra Maria, la otra Naia...en el bar de siempre ,y brindarán por ellas mismas resonando las cervezas en su cabeza, se cagarán en el estado, hablarán de chicos y de cosas mucho más interesantes y acabarán con otro dia más de existencia común.
Porque ellas existen, por mucho que nos emborronen la acuarela desgastada de esta obtusa realidad.