YIPPIES
MC5 dan en toda regla un
mítin enrollado a sus acólitos enmarañados de pelo largo.La estancia grita
entre espasmos de la batería, el wow wow wow politizado de los aventureros
yippies.
En la sala de la
universidad llena de carteles de todas las tendencias de la nueva izquierda
también se hallan los compañeros y compañeras de la comuna libertaria MC5. Pero
estos últimos ya han firmado por una gran compañía y planean nuevas estrategias
político-espectaculares y peligrosamente arriesgadas en el mismísimo vientre de
la bestia yankee.
La siguiente banda en
salir son los Stooges; ellos son la nueva generación, y viajan atrapados dentro
del nuevo pero viejo concepto: rock & destrucción. Una idea que será
esencial y a la vez devastadora en las próximas décadas, haciendo volar por los
aires el amor y la revolución.
Iggy pop, su frontman, se
torna espasmódico mientras insulta al anonadado público que comienza a
preguntarse en como golpear al escuálido y extraño sujeto, que ejerce, además
un atractivo poder de atracción. Iggy empieza a cortarse la piel con cristales
rotos, amortiguado interiormente con barbitúricos; seguidamente empieza a
estampar botellas de vidrio en el suelo y a rebozarse sobre el, mientras
sangra…aúlla la ira interior, la opresión salvaje del humano, la bestialidad
del yo, aúlla a la decrépita sociedad…sus ojos se van y vienen como las de un
poseso al ritmo del bombo-caja y los delirios de un punteo endiablado.
Es 1969 y la década ha
empezado a ver horrorizada las mejores mentes de su generación destruidas
por la locura, histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las
calles, negros al amanecer buscando una dosis furiosa, cabezas de ángel
abrasadas por la antigua conexión celestial al dínamo estrellado de la
maquinaria de la noche.
Los MC5 caerán en
desgracia en breve.
El imperio de los
sentidos hippies está al borde del abismo y la revolución yippie está al borde
del colapso.
Los stooges están en el
lógico camino de la evolución histórica, haciendo sin querer de desgraciados y
cavernosos primates drogados visionarios.
La postmodernidad está
llegando a pasos agigantados con muchísimo ímpetu.
PROTOPUNKS
Johnny Thunders parece
una puta barata de los bajos fondos neoyorkinos, pero es un fornido hombre
heterosexual. Sus tacones brillan al son de su resplandeciente cuero ceñido al
culo.
Esta noche los New York
Dolls están dándolo todo en un recital sin contemplaciones. Su maquillaje
femenino arde entre sus himnos urbanos. Son ódas a la suciedad del metro de las
grandes ciudades, la preciosidad del sexo más guarro entre cascotes y
jeringas.No, esto no es solo glam-rock. Es mucho peor, es más sucio, ES MÁS.
Entre sus desgastados
espectadores hay una poetisa que ejerce una gran fuerza de gravitación entorno
, pronto ella también será parte del espectáculo de la destrucción. Cabalgará
su poesía ensuciando el bowery una vez más…es Patti Smith y ya ha empezado a
trabajar y a conectarse a la nueva red.
Un poco más atrás, unos
chaperos adolescentes bastante macarras intentan encontrar respuestas a esta
hecatombe cotidiana desde su suciedad personal, desde el basurero de Nueva
Jersey. El más alto se llama Joey.
Pronto cambiarán la
historia del rock. Pero aún no lo saben.
Son principios de los 70,
y aún no son Los Ramones.
HEY HO,
LET´S GO!!!!
Todo va a toda ostia en
el CBGB…todo se arrasa, todo se baila. Los melenudos del escenario no se mueven
pero su torre-cantante entrega toda la fuerza y hace saltar a la pequeña
audiencia que se ensucia los pantalones ante la apisonadora sónica que suponen
estos chicos.
Los Ramones aúllan,
gritan , marcan el ritmo y todo el mundo lo ha pillado a la primera. Desde la
primera canción a la última sin casi parar, una locura acelerada para mentes
revolucionadas.
Chupas de cuero,
pantalones rasgados vaqueros, zapatillas de deporte baratas se estremecen cerca
del escenario. Un viejo rockabilly grita de locura al volver a sentirse vivo,
resucitado por las distorsionada nueva versión del rock años 50. Son chicos de
barrio, son pobres, son problemáticos y sensibles a la vez. Acaban de dar otra
vuelta de tuerca al rock.
Es más, lo han
reinventado e influenciarán a toda la música rock hecha a partir de entonces. Y
será desde la calle y un mugriento bar de Nueva york, con un equipo de los más
baratos y con una energía que desafiará a todos los gigantescos dinausarios del
rock sinfónico.
Su vida después de esto
será una ruina entre escenarios de todo el mundo sin parar hasta que
desgastados y enfrentados cuelguen las cuerdas y baquetas para morir al poco
con algo más de cincuenta años. Su atrevimiento lo pagarán caro y serán
recordados e imitados por miles de personas de todo el mundo.
Pero aún no ha sucedido
nada de esto. Es 1975, es el CBGB, y una botella se rompe al lado del bajista,
la gente sigue botando marcando el ritmo cavernícola con la cabeza y otra vez
suelo y escenario, los focos tan cutres,la cerveza por el suelo,las manos por
los cielos , la locura vertiginosa haciendo estragos.
Aún es 1975 y todo está cambiando
porque todo va a cambiar.
BODIES
El pequeño local está a
rebosar, y parece que va a a haber una matanza. Todo huele a mierda y a
juventud sudorosa.
La locura vertiginosa ha
saltado el charco y va a empezar a hacer naufragar momentáneamente a toda la
bienpensante sociedad europea, empezando por los resquicios
victoriano-monarquicos de los británicos.
Despues ya no podrá
parar. No se detendrá. Será imposible.
Los dos grupos debutantes
esa noche lo han hecho bastante mal, que es lo que tenían que hacer. Saltar, rebozarse
y gritar cuatro verdades voluptuosas y descaradas en las caras llenas de acné
de esta juventud londinense que ya no cree ni en su reina ni en su estado, y
que está hasta las pelotas de tanto gilipollas. Estos dos pequeños debutantes
ya están embaucados en la nueva onda.
La que hará saltar todo
por los aires.
Son unos avanzados y en
los años siguientes darán mucho que hablar, llenarán estadios y su propia
evolución les llevará por derroteros inescrutables.
Son los Damned por un
lado y The clash, por otro.
Lo han hecho muy bien,
están llenos de escupitajos y el suelo ya está cubierto de cristales. Ya ha
habido alguna que otra pelea y los nervios siguen a flor de piel, aunque todos
siguen como contentos y cada uno a lo suyo. La juventud siempre tiene razón.
Pero la gente está
expectante por el plato fuerte, van a salir a la batalla los Sex Pistols, la
depravada juventud nunca soñada por los miembros conservadores de la sociedad
inglesa ya los conoce y quieren más guerra…
Empiezan los primeros
acordes, salta cerveza por los aires, un tío con un imperdible en la cara
recibe un puñetazo de una chica maquillada como un gato, es Siouxsie con el
contingente de Bromley que acaban de llegar arrasando a primera fila, justo
para observar como un andrajoso y pútrido Jhonny Rotten escupe desde lo alto y
comienza a gritar la herejía. La buena nueva enterrada por siglos…ahora vemos
desfilar a las columnas de milicianos anarquistas que vuelven de la muerte
convertidos en vociferantes adolescentes.Tambien vuelven como escupidos de anteayer nuevos dadaístas que reclaman por derecho su trono entre toda esta divertida suciedad.
Todo el mundo se contrae,
cual masa compacta, se destroza, se besa, se folla, se desata, se lanzan
botellas, caen escupitajos, se levantan taburetes…el caos va in crescendo y no
parará hasta que paren de tocar, y ni aún así…se ha roto el mito del escenario
mítico y a los pies los feligreses, todos slatan e invaden el escenario, todos
forman parte y todos los harán tarde o temprano.
Muchos de los presentes
cuando despierten mañana pillaran un bajo o una guitarra y querrán destrozarlo
todo con cuatro riffs, porque todo es una mierda y el estado ya no puede
engañarlos más.
Dos veranos después ellos
mismos habrán cambiado, pero eso es otra historia, porque estamos en julio de
1976 y todo está por cambiar y en cierta manera lo hará.
De manera urgente pero
inexorable.
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