Hace poco presentaron un libro en Barakaldo titulado "El anarquista que se llamaba como yo". Su autor ,Pablo Martín Sanchez, novela con pasión la vida de su tocayo y paisano. Y se pone en la piel y viaja en el tiempo.
Pues bien, a mi me pasó algo parecido y la historia que descubrí tambien es apasionante.
¿Nunca habéis buscado vuestro nombre en Google por curiosidad?...bueno , pues yo sí y lo que me salió, me dejó estupefacto. por supuesto seguí (y espero seguir )investigando acerca de esta persona, y ya con la Enciclopedia del anarquismo español en la mano, en la biblioteca de la CNT, dí con él.
Mi tocayo tuvo una vida azarosa, llena de peligros y luchas.
Nació en Barcelona en 1900. No sé mucho acerca de las vicisitudes que le hicieron abrazar el ideal anarquista, pero por el contexto històrico y la ciudad donde nació cualquiera podría hacerse una idea.
Hacía 1930 presidía el Sindicato del vídrio barcelonés y era secretario de la Federación nacional del mismo sector productivo. Tras varios congresos y conferencias sindicales, representó a Cataluña en un gran mítin madrileño en julio de 1933. Esto tiene su importancia en un momento en que los mítines eran presenciados por las masas, y estas comentaban durante dias la calidad de la oratoria del ponente o las ideas expuestas, generàndose los subsiguientes debates en tabernas y ateneos. Tenemos que tener en cuenta que se hallban en un momento prerrevolucionario.
En 1934 lo hallamos al frente de la CNT catalana como secretario en sustitución del històrico dirigente libertario Francisco Ascaso.
Ya en la guerra, desempeñó la consejería de abastos en el primer gobierno de la Generalitat en septiembre del 36 y luego la de servicios públicos en diciembre del mismo año. Además volvió a ocupar la secretaría regional de la CNT de Cataluña hasta 1938.
En el 38, en el pleno de regionales cenetistas, propuso,aunque sin éxito, la independencia de Catalunya , en caso de que los fascistas llegaran al Mediterráneo.
Se opuso entonces a la propuesta del militante bilbaíno Martinez Prieto de dialogar con Franco una rendición honrosa, puesto que ya se veía el fin de la guerra. Tambien presionó en el Pleno nacional del 38 para que la CNT se reintegrara en el gobierno de la Generalitat. Tenemos que tener en cuenta que estos plenos y reuniones asamblearias competían a miles de personas y afectaban a millones dada la importancia del momento con lo que imagino una tensión extrema.
Terminada la guerra estuvo en los campos de concentración franceses. Primero en Vernet, en el pre-pirineo francés y luego en Argelia en el ominoso Campo de Djelfa donde probablemente coincidiría con el escritor Max Aub y tantos otros.
Allí, se enroló en el ejercito inglés y combatió en la Segunda guerra mundial. Poco se sabe de esta época aunque sabemos que siguió siendo miembro del consejo general del Movimiento libertario español (MLE). Una vez derrotados los alemanes, se reintegró en Francia a la CNT. La central sindical en ese momento pasaba por el debate entre la lucha guerrillera contra la España de Franco o la colaboración con las demás ramas antifranquistas y la negociación con los gobiernos occidentales para el derrocamiento del dictador. esto dividió al sindicato entre ortodoxos (con Federica Montseny al frente) y posibilistas. Mi tocayo tomó partido por estos últimos, encabezando este subcomité en 1947.
Finalmente, penetró clandestinamente en España en 1950 reintegrandose en el sindicato ilegalizado y prohibidísimo en el estado. Pero esto no le impidió acudir al congreso de la asociación internacional de trabajadores en Toulousse en 1951 o a diversos plenos anarcosindicalistas donde se reunificaron las escisiones .En Francia estuvo mitineando en varias ciudades durante la decada de los 60.
Pero la CNT en el interior está devastada a causa de la represión franquista y la CNT del exilio está ultradividida entre luchas internas, debates estériles y rencores personales por lo que parece tocada de muerte.
El mayo del 68 le pilla en estas vicisitudes, tomando parte en los llamados grupos de expesión alternativa o "marginalistas" que sin constituirse en escisión operaban al margen de la ortodoxia cenetista. Finalmente, esto provocará en 1969 la expulsión de cientos de históricos militantes del movimiento libertario como el antiguo general anarquista Cipriano Mera ("el león de guadalajara") o mi tocayo en cuestión.
Expulsado viejo, cansado y abatido nuestro personaje regresará a Barcelona en los setenta, procurandose alejar de cualquier activismo militante hasta su muerte en 1979.
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